lunes, 11 de mayo de 2009

Crisis, test y otras inyecciones

El pasado jueves 7 de mayo los mercados asistieron a la publicación, por parte de la Reserva Federal, de los test de esfuerzo que esta aplicó a los 19 bancos más importantes de los EE.UU. En los resultados de estos test se constataba que 10 de ellos necesitan una inyección de capital adicional de 75.000 millones de dolares para fortalecer sus cuentas ante un posible empeoramiento de la crisis financiera y económica que nos sacude desde hace 2 años.

Independientemente de la fiabilidad de estos test (como critica “un tal” Warren Buffet), ante esta situación, uno no puede dejar de pensar si realmente se está haciendo todo lo que se puede para salvar esta crisis tan grave y si lo que se está haciendo es lo correcto y necesario para salir de ella y evitar crisis como esta en el futuro.

Se ha identificado como causante último de esta crisis al excesivo endeudamiento a bajo coste que ha generado una burbuja financiera a nivel global de consecuencias impredecibles. Durante el inflado de esta burbuja, promovida por las entidades financieras a nivel global, se generó una negligente asunción de riesgos por parte estas, que desembocó en una pertinaz sequía, aún padecida, del mercado monetario. Esta sequía se ha generado por la desconfianza que provoca el que un banco conozca su verdadero agujero patrimonial (causado por las diversas “subprimes” generadas) pero no conozca los agujeros que tienen el resto de participantes de este mercado y, si no se ataja esta desconfianza, no se logrará que el dinero vuelva a fluir.

Lo hecho hasta ahora por las autoridades monetarias, a nivel global, no ha atajado de raíz este problema y cualquier cosa que se haga aparte de sacar a la luz cuál es la verdadera situación del sistema financiero global es una pérdida de recursos que pueden ser necesarios más adelante. Y es que el conocimiento de la realidad de estos pilares de nuestro sistema económico permitiría una óptima intervención en él, sosteniendo aquellas entidades que fuesen básicas o que, sin serlo, no estuviesen especialmente afectadas y dejando caer aquellas que estuviesen más afectadas. Porque, seguro, Lehman Brothers no será la única que desaparezca con esta crisis.

Dado que esta opción no se ha tenido muy en cuenta, seguiremos asistiendo a un carrusel global de ampliaciones de capital e inyecciones de liquidez que, salvo en contadas en excepciones, lo único que generarán es un mayor déficit de los estados y alargar la agonía de entidades “zombis” que, más tarde o más temprano, caerán.

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